La competencia emocional desempeña un papel importante en nuestra capacidad para tener éxito como empresarios, profesionales o directivos. Y también como oradores. Desde eltrampolin.es, disertaremos sobre para qué sirve la inteligencia emocional.
Una investigación del Instituto Tecnológico Carnegie demuestra que el 85 % del éxito financiero de una persona se debe a su personalidad, su capacidad de comunicación, de negociación y de relación con los demás. Increíblemente, solo el 15 % se debe a los conocimientos técnicos.
Ante la pregunta, ¿la inteligencia emocional ayuda en la oratoria? Podemos responder de forma afirmativa. Ciertamente, para tener éxito como orador en público o en vídeo, necesitas dominar cierto tipo de inteligencia que va más allá de los conocimientos académicos y de la competencia profesional: la inteligencia emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es la capacidad de percibir y expresar las emociones. Es la capacidad de integrar las emociones para facilitar el pensamiento, de comprender y razonar con las emociones, y de regular las emociones en uno mismo y en los demás.
La inteligencia emocional es, por tanto, tres facultades sucesivas:
- Acceso a las propias emociones: ¿Qué siento? ¿Qué despierta en mí tal o cual situación?
- Transponer el sentimiento a la comprensión: ¿Por qué me siento así? ¿Qué está en juego en esta situación que me toca de esta manera?
- La transformación de la comprensión en competencia para actuar e interactuar: ¿Cómo puedo utilizar mi conocimiento de las emociones para tomar decisiones que me conciernen y que implican o impactan a los demás? ¿Cómo puedo trabajar mis emociones para que respondan adecuadamente a mis necesidades, las de mis interlocutores y las del grupo?
¿Qué se entiende por inteligencia emocional en la oratoria?
La inteligencia emocional para hablar en público es la capacidad de gestionar nuestras propias emociones, comprender las de los demás y establecer relaciones a largo plazo con nuestro público.
Daniel Goleman, el famoso psicólogo, autor de libros y periodista estadounidense, ha identificado cinco áreas fundamentales en la construcción de la inteligencia emocional:
Autoconsciencia
Es entendida como el conocimiento de las propias emociones.
Autorregulación
Hace referencia al control y regulación de las propias emociones.
Motivación
Entendida como la capacidad de saber motivarse a sí mismo.
Empatía
Entendida como el reconocimiento de las emociones de los demás.
Habilidad relacional
Entendida como la gestión de las relaciones sociales entre individuos y en el grupo.
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De igual manera, en lo que se refiere a la inteligencia emocional en la oratoria, Goleman en su libro Working with Emotional Intelligence establece dos tipos de competencias:
Competencia personal
También llamada competencia intrapersonal, que consiste en:
- Autoconciencia: conocimiento de las propias emociones, deseos y miedos.
- Autorregulación: control y regulación de las propias emociones.
- Motivación: capacidad de saber motivarse a sí mismo.
Competencia social
Es también llamada interpersonal, comprende:
- Empatía: reconocimiento de las emociones, deseos y motivos de los demás.
- Habilidades relacionales: gestión de las relaciones sociales entre individuos y en el grupo.
Para qué sirve la inteligencia emocional: ¿Te ayuda en la oratoria?
La gestión de las emociones es importante para evitar posibles efectos tóxicos en la salud. Las emociones mal gestionadas pueden provocar trastornos sicosomáticos y malestar físico. Tener una buena inteligencia emocional no solo es bueno para la salud, sino que también tiene beneficios para las relaciones afectivas.
La capacidad de regular las emociones es vital. Saber identificarlas de raíz y reconocer sus primeros signos significa ser capaz de autocontrolarse. Regular la intensidad de los estados emocionales, de hecho, ayuda a gestionar las propias reacciones en los diferentes contextos de la vida.
Las personas que son capaces de gestionar sus emociones tienen una gran conciencia de sí mismas y de su mundo interior. Esto los hace más empáticos y predispuestos a entablar relaciones con otras personas. Pueden establecer relaciones emocionales más profundas y agradables, que actúan como una especie de escudo protector de la salud.
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¿Cómo se aprende a ser emocionalmente inteligente?
La competencia emocional implica no solo la capacidad de reconocer y comprender nuestras propias emociones, sino también la capacidad de responder de forma coherente a las emociones de los demás.
Las emociones sirven para comunicarnos a nosotros mismos y a los demás lo que sentimos. Por eso desempeñan un papel importante tanto en la infancia como en la edad adulta.
Hemos aprendido desde la infancia a contener y gestionar nuestras emociones y reacciones emocionales a través de las actitudes de nuestros seres queridos. A veces de manera consoladora y empática, otras veces con desaprobación, se nos aconsejó que nos comportáramos de una forma más adecuada al contexto.
Así que parece que heredamos la inteligencia emocional, o más bien la aprendemos. Pero la buena noticia es que es posible entrenarlo incluso de adulto. De hecho, la mayoría de las veces, la transmisión social a la que estamos sometidos tiende a reprimir las necesidades y las emociones, haciéndolas pasar por negativas.
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La inteligencia emocional, una habilidad blanda en sí misma, es también el paraguas de todas las cualidades que se esperan ahora en la vida profesional.
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